Desde los tiempos coloniales, la historia de la posesión de la tierra
en el Brasil ha estado marcada por la expulsión de indígenas, quilombolas (1) y campesinos de sus territorios, por latifundistas, incluyendo empresas. Este proceso de desterritorialización hizo
que actualmente el Brasil tenga una población urbana que ronda el 85% y
enfrente una de las distribuciones de tierras más desiguales del mundo.
Otra consecuencia del proceso es la ruptura de los lazos de las
comunidades con sus territorios y biomas. Muchas nuevas generaciones de
indígenas, quilombolas o campesinos ya no pueden conocer ni
llevar un modo de vida basado en la rica diversidad de plantas y
animales en algunos de los principales biomas del país, como la Mata
Atlántica, la Floresta Amazónica y el Cerrado (sabana brasileña).
Sin embargo, no siempre los latifundistas consiguieron romper esos
lazos existentes entre las comunidades y sus territorios. ¡La
resistencia y la obstinación de muchas comunidades hablaron más alto! En
busca de la libertad y de revertir el cuadro de violencias y pérdidas,
muchos campesinos, quilombolas e indígenas resistieron y se
organizaron para luchar, con el fin de no solamente reconquistar sus
territorios, sino también de mostrar que el uso y el manejo que hacen de
ellos, unidos a la biodiversidad local, son algo mucho más beneficioso
para esas comunidades, para las economías locales y para la naturaleza
que la llamada “agricultura moderna”. Asimismo, la agricultura campesina
tradicional, basada en la agroecología y usando sistemas
agroforestales, es un contraste sin precedentes con las extensas
pasturas, generalmente poco productivas, y los monocultivos en gran
escala que usan altas cantidades de venenos y fertilizantes químicos –lo
que predomina hoy en el paisaje rural del Brasil y se destina, en su
gran mayoría, a la exportación. Esa agricultura llamada “moderna” causa
la muerte a mucha gente por el uso intensivo de venenos, agravado con el
uso de semillas transgénicas. Por otra parte, la agricultura campesina,
indígena y quilombola da lugar a la soberanía alimentaria y
estimula la vida en los territorios, siendo responsable del 75% de todos
los alimentos consumidos por el pueblo brasileño.
WRM (2013). Brasil: el manejo comunitario del bosque y del cerrado en defensa de los territorios y de la soberanía alimentaria. Recuperado de http://wrm.org.uy/es/articulos-del-boletin-wrm/seccion1/brasil-el-manejo-comunitario-del-bosque-y-del-cerrado-en-defensa-de-los-territorios-y-de-la-soberania-alimentaria/
Hola. Buenas tardes chicos. su publicación esta interesante ya que es bueno saber como las sustancias quimicas provocan eso y la agricultura ha ido cambiando..
ResponderBorrarno se si les ayude pero en mi opinion su articulo no deben ponerlo en negritas para que se puede enternder mejor su información.. =)